De espectadoras a protagonistas: la irrupción femenina en la violencia
La incursión de mujeres como “La China” dentro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) marca un cambio en las dinámicas del crimen organizado en México.
En un video difundido recientemente, la joven aparece interpretando un narcocorrido con orgullo, normalizando y exaltando su participación dentro de la organización criminal.
La imagen proyecta no solo la feminización de estas estructuras, sino también la consolidación de un fenómeno cultural que convierte a la violencia en un símbolo de estatus.
Un rol que se expande más allá del estereotipo
Tradicionalmente, las mujeres dentro del narcotráfico eran vistas como acompañantes, parejas sentimentales o figuras invisibles en la retaguardia. Hoy la realidad es distinta: sicarias, halconas, punteras y hasta operadoras de drones forman parte activa de las filas del CJNG.
Casos recientes en Michoacán y Jalisco han documentado la participación femenina en ataques con drones artillados, una táctica que refleja la adaptación tecnológica del cártel y el papel cada vez más decisivo de las mujeres en operaciones de alto impacto.
La feminización del crimen: entre el poder y la vulnerabilidad
La creciente presencia de mujeres en el CJNG no significa necesariamente empoderamiento. Aunque se les ofrezca un espacio dentro de las estructuras de poder criminal, la realidad es que suelen ocupar los escalones más frágiles y desechables de la organización.
Las llamadas “pollitas de colores” —jóvenes reclutadas y entrenadas para la violencia— son las primeras en ser sacrificadas cuando los operativos militares o las disputas internas alcanzan niveles críticos. La visibilidad que hoy se les da contrasta con la precariedad de su posición real.
Factores sociales y culturales que impulsan su participación
La pregunta de fondo es: ¿qué lleva a las mujeres a involucrarse en un mundo tan peligroso?
- La falta de oportunidades económicas en regiones controladas por el narco genera un entorno donde la criminalidad aparece como única salida.
- El atractivo cultural del narcocorrido y la narcocultura, que glorifican la violencia y el poder, influye en la construcción de identidades juveniles.
- La búsqueda de reconocimiento y pertenencia, en un contexto donde las instituciones estatales se muestran ausentes, hace que las mujeres encuentren en el cártel un falso sentido de comunidad y prestigio.
Un espejismo de poder
El protagonismo de mujeres como “La China” en el CJNG no debe interpretarse únicamente como un avance en igualdad de roles dentro del crimen organizado.
Detrás de la aparente conquista de espacios, se esconde la tragedia de una generación atrapada entre la marginación social y la seducción de la violencia.
El costo suele ser la vida misma, y las organizaciones criminales, lejos de ofrecerles poder real, terminan utilizándolas como piezas reemplazables en un tablero sangriento.