El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue moldeando su estrategia frente a la guerra en Ucrania, distanciándose del presidente Volodímir Zelenski y observando con interés la propuesta de tregua entre Ucrania y Rusia que preparan Reino Unido y Francia.
Mientras Keir Starmer y Emmanuel Macron buscan consolidar un alto al fuego con el respaldo europeo, Trump ha dejado claro que no considera a Zelenski un interlocutor válido en las negociaciones con Vladimir Putin.
El Desgaste de Zelenski como Estrategia de Trump
Las señales de la administración republicana han sido contundentes. Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional de Trump, puso en duda el papel de Zelenski en una eventual negociación.
«Si sus motivaciones personales o políticas no se alinean con el fin de la guerra, tenemos un problema serio», afirmó Waltz en una entrevista televisiva.
Estas declaraciones no fueron aisladas. Figuras clave del entorno de Trump, como el senador Marco Rubio y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, han cuestionado abiertamente la postura de Zelenski, insinuando que su insistencia en una «victoria total» podría prolongar innecesariamente el conflicto.
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Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, fue aún más directo al sugerir que si Zelenski no acepta las condiciones de negociación impuestas por Trump, debería dar un paso al costado.
«O recobra el sentido común y regresa a la mesa de negociaciones, o Ucrania necesita un nuevo líder que pueda hacerlo», sentenció.
Europa y la Tregua Entre Ucrania y Rusia
Mientras en Washington se despliega una estrategia de presión contra Zelenski, en Europa los esfuerzos diplomáticos avanzan en otra dirección.
Starmer y Macron han mantenido conversaciones con el mandatario ucraniano en un intento de acercar posturas con Trump, aunque sin mucho éxito.
A pesar de que Zelenski ha reconocido la importancia del apoyo estadounidense, su postura sigue chocando con la visión que la administración republicana busca imponer.
Starmer y Macron han delineado una propuesta de tregua de un mes entre Ucrania y Rusia, la cual será evaluada por Trump una vez que llegue a la Casa Blanca.
Sin embargo, el presidente tenía otros planes: su estrategia inicial contemplaba una negociación directa con Putin, sin la intervención europea. Ahora, con la Unión Europea impulsando una solución propia, Trump se enfrenta a un escenario donde no tiene el control absoluto de las condiciones de paz.
Los Obstáculos para un Cese del Fuego
El gran punto de fricción sigue siendo la seguridad militar de Ucrania. Mientras Europa exige garantías de defensa antes de cualquier acuerdo, Trump ha dejado claro que este aspecto solo será considerado después de negociar un cese del fuego con Putin.
Por su parte, Rusia se opone a cualquier refuerzo militar de Kyiv y rechaza la posibilidad de que Ucrania se una a la OTAN. Además, Putin insiste en mantener el control sobre los territorios ocupados desde la invasión de 2022 y desconoce la legitimidad de Zelenski como líder, argumentando que la suspensión de las elecciones presidenciales por la guerra lo descalifica políticamente.
Trump, por su parte, ha mostrado su disposición a lograr una tregua entre Ucrania y Rusia, pero bajo sus propios términos.
Cuando Starmer propuso incluir en la negociación una cláusula de seguridad para Ucrania, la respuesta de Trump fue categórica: «Después del acuerdo con Putin».
El Futuro de Zelenski en la Mesa de Negociaciones
Zelenski se encuentra en una encrucijada: cuenta con el respaldo de Europa, pero es cada vez más cuestionado por la administración republicana.
Si la tregua impulsada por Starmer y Macron avanza, existe la posibilidad de que Trump termine aceptando la presencia de Zelenski en las negociaciones finales con Rusia.
Sin embargo, la desconfianza entre ambas partes sigue siendo profunda y, por ahora, la resistencia de Trump y Putin a incluir a Zelenski en el diálogo podría seguir bloqueando cualquier avance significativo hacia la paz.
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