¿Será Trump el arquitecto de la paz en Oriente Medio? Una oportunidad histórica

trump-israel-iran

Mientras la guerra entre Israel e Irán escala con bombardeos cruzados y declaraciones de amenaza mutua, un nombre vuelve a resonar con fuerza en los círculos diplomáticos: Donald Trump. El expresidente estadounidense —y actual precandidato presidencial— tiene, según analistas internacionales, la mejor oportunidad en décadas para frenar el conflicto y encaminar a Oriente Medio hacia la paz. Pero para lograrlo, debe evitar los errores doctrinarios que han marcado tanto la política israelí como la iraní.

Choque de doctrinas: de la locura iraní al “de una vez por todas” israelí

El enfrentamiento actual está impulsado por dos estrategias profundamente defectuosas. Por un lado, la doctrina iraní de “superar al enemigo a cualquier costo”, practicada también por Hezbollah, se basa en la creencia de que la escalada extrema disuade cualquier represalia. Esta lógica ha llevado a crímenes y acciones radicales, desde asesinatos políticos hasta el apoyo militar a regímenes como el de Bashar al-Assad.

Por otro lado, Israel repite su propia falacia: la doctrina del “de una vez por todas”. Tras cada ataque, el gobierno de Benjamin Netanyahu promete eliminar definitivamente a sus enemigos. Pero tras más de medio siglo de ocupación de Cisjordania y décadas de enfrentamientos, ni Hamás ni el nacionalismo palestino han desaparecido. Esta estrategia ha demostrado ser insostenible y contraproducente.

Trump: entre bombarderos y diplomacia

Trump tiene la posibilidad de cambiar esta dinámica, combinando presión militar real con una oferta diplomática estructurada. La propuesta sugerida por expertos es clara: dotar a Israel de una capacidad militar superior para disuadir a Irán, mientras se exige al régimen de Teherán una apertura total de sus instalaciones nucleares al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Simultáneamente, Trump debería reconocer el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino y exigir una renovación completa del liderazgo de la Autoridad Palestina, comprometido con la coexistencia pacífica y libre de corrupción.

La ecuación es clara: coerción creíble más diplomacia estratégica = posibilidad real de paz. Pero eso exige que Trump se libere de dos fuerzas: el extremismo de Netanyahu y el aislacionismo populista que crece en su propio partido.

El reto de una solución de dos Estados

Cualquier intento serio de estabilizar la región pasa por una solución negociada que garantice una Palestina autónoma, funcional y coexistente con Israel, algo que Netanyahu está socavando al aprobar nuevos asentamientos ilegales en Cisjordania.

Trump, quien en su primer mandato presentó un plan de paz parcial, ahora debe ir más allá: liderar conversaciones directas y presionar a ambas partes para trazar fronteras claras y definitivas.

¿Estará Trump a la altura?

En medio de un escenario global cada vez más volátil, la pregunta es si Donald Trump sabrá actuar como un verdadero estadista, alejándose tanto de la lógica bélica como de los discursos complacientes. Tal como afirma el diplomático Dennis Ross en su nuevo libro Statecraft 2.0, el camino viable hoy no es la guerra total ni la diplomacia ingenua, sino la diplomacia coercitiva, con amenazas reales acompañadas de salidas políticas viables.

Esta es una oportunidad histórica que exige visión, equilibrio y valentía política. La respuesta, como siempre en geopolítica, la dará el tiempo.

(Con información de Infobae)