Un deceso natural convertido en polémica institucional
El 7 de septiembre falleció Jaime Chincha, periodista de 48 años y figura reconocida de La República, a causa de un infarto fulminante.
Su partida fue certificada por la Policía Nacional del Perú (PNP), el serenazgo, su médico tratante y el Ministerio Público, quienes coincidieron en que no existían indicios de criminalidad.
Sin embargo, un comunicado posterior de la PNP introdujo dudas al señalar “irregularidades” en la certificación del deceso, pese a que la familia del comunicador aclaró que se trató de una muerte natural.
El comunicado policial y las contradicciones
La PNP informó que personal de la División de Investigación de Homicidios acudió a la vivienda de Chincha, en Miraflores, y detectó que el certificado de defunción había sido emitido por el médico Dacio Félix Maldonado Bravo, quien reconoció no haber atendido al periodista ni ser su médico tratante.
Según explicó, expidió el documento a solicitud de un familiar a través de un agente funerario, sin haber estado en el domicilio.
Ante esta situación, la PNP elevó un informe al Ministerio Público solicitando el levantamiento del cadáver y la realización de una necropsia.
Sin embargo, la Fiscalía desestimó el pedido por considerar que no existían motivos médicos ni jurídicos para iniciar investigación preliminar alguna, ni para ordenar procedimientos adicionales.
La posición de la familia y la decisión fiscal
La familia de Chincha reafirmó que el deceso fue natural y lamentó que se intente sembrar dudas sobre la muerte de un periodista crítico al gobierno.
La Fiscalía respaldó esta versión al señalar que no había mérito para abrir una investigación, cerrando así cualquier especulación sobre causas ajenas a un infarto.
Entre el morbo y la instrumentalización política
El comunicado de la PNP no solo contravino la posición de la familia y de la Fiscalía, sino que abrió un espacio para sospechas infundadas y especulaciones mediáticas.
En un país donde la libertad de prensa se encuentra bajo constante presión, sugerir irregularidades en la muerte de un periodista crítico, sin pruebas, parece más un intento de politizar el hecho que una acción transparente en defensa de la legalidad.
La necesidad de responsabilidad institucional
Si no existen pruebas que sustenten una investigación ni voces autorizadas que cuestionen el fallecimiento natural de Jaime Chincha, lo prudente sería que las instituciones actúen con responsabilidad y respeto, evitando alimentar narrativas que desinformen a la ciudadanía.
La transparencia y la coherencia deben prevalecer sobre la búsqueda de titulares sensacionalistas o la manipulación política de tragedias personales.