La violencia en Perú se ha disparado de forma alarmante en lo que va del 2025. Según cifras del Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef), hasta el 9 de junio ya se han registrado 963 homicidios a nivel nacional, lo que representa un incremento del 20% en comparación al mismo período del año anterior. Este dato equivale a un promedio de seis asesinatos diarios, en su mayoría vinculados al sicariato, el narcotráfico y disputas territoriales entre bandas criminales.
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Lima, Callao y La Libertad concentran más de la mitad de los asesinatos
El mapa de la violencia no es uniforme. De los 963 homicidios, Lima lidera con 336 casos, seguida de La Libertad (105) y Callao (90), concentrando en conjunto más del 55% de los crímenes registrados en el país. A estas cifras se suman otras regiones como Arequipa (24), Cusco (23), Ayacucho (19) y Áncash (16). En el otro extremo, Amazonas, Apurímac y Moquegua reportan apenas entre 1 y 5 homicidios, lo que evidencia un contraste regional marcado.
El informe también incluye un dato preocupante: 974 muertes clasificadas como “ignorado”, lo que revela deficiencias en las investigaciones policiales y forenses. Además, se reportan 538 muertes por accidentes y 352 suicidios, sumando un total de 4.143 muertes violentas en lo que va del año.
Perú como nuevo epicentro del crimen en América Latina
La ola de homicidios no es un fenómeno aislado. Viene acompañada de un aumento desbordado en los casos de extorsión y violencia criminal, que afectan tanto a empresarios como a ciudadanos comunes. Según datos de la Policía Nacional del Perú (PNP), las denuncias por extorsión superan los 2.000 reportes mensuales, cifra impensable hace apenas cinco años.
El crimen organizado ha ganado terreno en distritos populosos como San Juan de Lurigancho, donde apenas 600 policías intentan controlar una población de más de 1,2 millones de personas. Esto ha facilitado el accionar de bandas que utilizan amenazas por WhatsApp, ataques con explosivos y sicariato para imponer su ley.
El The New York Times ha calificado a Perú como un nuevo epicentro de la violencia en América Latina, donde las bandas criminales ya controlan barrios enteros, cobrando cupos incluso a recicladores, ferreterías y comedores populares.
Urge una respuesta estatal frente al crimen
Frente a este panorama, analistas internacionales advierten que Perú podría estar acercándose a un punto de no retorno si no se adoptan medidas urgentes en seguridad ciudadana. La falta de presupuesto, la descoordinación institucional y la debilidad de la presencia policial en zonas vulnerables agravan la crisis.
El Estado enfrenta ahora el desafío de recuperar el control del territorio, garantizar justicia para las víctimas y cortar el avance del crimen organizado que, de continuar, podría posicionar al Perú entre los países más inseguros del continente.
(Con información de Infobae)