Una iniciativa digital que se volvió fenómeno cultural
El “Mundial de Desayunos”, organizado por el streamer español Ibai Llanos, ha puesto a competir a platos típicos de distintos países, con votaciones abiertas en redes sociales como TikTok, Instagram y YouTube. La mecánica es simple: cada “me gusta” en el comentario de un país equivale a un voto, y el más votado avanza de ronda.
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En este contexto, Perú se convirtió en protagonista con su emblemático pan con chicharrón, un sándwich que combina carne de cerdo frita, camote dorado y salsa criolla dentro de un pan francés, plato consumido en desayunos y celebraciones.
El camino hacia la final
En semifinales, el pan con chicharrón enfrentó a la marraqueta con palta de Chile. El resultado fue contundente: Perú acumuló 9.8 millones de votos, superando a los 7.8 millones de su rival chileno.
Por su parte, Venezuela se impuso a Bolivia con su tradicional arepa, alcanzando 5.5 millones de apoyos frente a los 5.2 millones de la salteña. Así, la final será entre Perú y Venezuela, dos países con sólidas tradiciones culinarias que ahora compiten en la esfera digital.
Apoyo institucional y popular
La campaña peruana no solo se libró en internet. El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) y la Asociación Peruana de Porcicultores organizaron en Lima desayunos gratuitos de pan con chicharrón con café para los primeros asistentes, incentivando a la población a participar en las votaciones y reforzando el valor del cerdo peruano en la gastronomía nacional.
Incluso autoridades políticas se sumaron. El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, calificó al pan con chicharrón como una “dupla ganadora” junto al tamal y, a través de TikTok, pidió a los limeños votar masivamente. El video superó los tres millones de visualizaciones, reflejando el entusiasmo social.
Expectativa por la gran final
Con la clasificación de Perú, la final del Mundial de Desayunos promete ser una fiesta culinaria virtual. La contienda entre el pan con chicharrón peruano y la arepa venezolana no solo busca definir un ganador simbólico, sino también visibilizar la diversidad gastronómica de América Latina.
Este fenómeno, que empezó como un torneo digital impulsado por un creador de contenido, trascendió hacia un movimiento cultural y de identidad. Ha demostrado el poder de la gastronomía como motor de unión y orgullo nacional.
Mientras los votos siguen acumulándose, una cosa es segura: el pan con chicharrón ya ha dejado huella en la historia de las competencias gastronómicas globales y se prepara para dar la última mordida en la gran final.