El Departamento de Estado de Estados Unidos ha elevado a nivel 4 su alerta de viaje —la categoría más alta en su sistema de advertencias— para la zona fronteriza entre Colombia y Perú, una región que incluye sectores de la Amazonía peruana en la región de Loreto. La recomendación para los ciudadanos estadounidenses es clara: “no viajar” a esta área.
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Las razones citadas por el gobierno estadounidense son contundentes: altos niveles de criminalidad, presencia de grupos armados ilegales, narcotráfico y una limitada capacidad de respuesta por parte de las autoridades locales. Esta alerta internacional subraya un escenario de vulnerabilidad no solo para visitantes, sino también para quienes habitan y transitan en estas zonas.
Putumayo y Loreto: una frontera de alto riesgo
La advertencia pone especial énfasis en el departamento colombiano de Putumayo, que colinda directamente con Loreto, al noreste del Perú. Esta región amazónica, con vasta selva y difícil acceso, ha sido históricamente un punto caliente para actividades ilegales debido a su aislamiento, complejidad geográfica y escasa presencia estatal.
El comunicado del Departamento de Estado detalla que incluso los empleados del gobierno estadounidense necesitan autorización especial para acercarse a un radio de 20 kilómetros de la frontera colombo-peruana, y tienen prohibido navegar por el río Putumayo, principal vía fluvial de la zona. Esta medida refleja la percepción de alto riesgo que existe sobre esta región.
Un entorno inseguro y sin capacidad de respuesta
Uno de los puntos más críticos de la alerta es la advertencia de que el gobierno estadounidense no puede garantizar servicios de emergencia en Loreto ni en sus alrededores fronterizos. Esta situación agrava los riesgos para quienes, por decisión o necesidad, ingresen a la zona.
Además, la advertencia no se limita solo al crimen organizado o a los conflictos armados. Se menciona también la fragilidad de la infraestructura local, la deficiencia en las comunicaciones, y la ausencia de personal de seguridad entrenado para responder rápidamente ante emergencias.
Ayahuasca y kambó: rituales amazónicos bajo observación
Otro elemento destacado por la alerta del Departamento de Estado es el uso de sustancias psicoactivas como la ayahuasca y el kambó, productos naturales utilizados en rituales tradicionales de sanación en la Amazonía, especialmente en zonas de Loreto y la Amazonía colombiana.
La advertencia menciona que varios ciudadanos estadounidenses han sufrido efectos adversos graves, e incluso muertes, tras participar en ceremonias con estas sustancias. También se reportaron casos de agresiones sexuales, robos y lesiones ocurridos mientras las víctimas se encontraban bajo sus efectos.
Aunque estos rituales forman parte del patrimonio cultural de muchas comunidades indígenas amazónicas, el turismo espiritual desregulado ha generado una industria paralela sin estándares de seguridad ni supervisión oficial, elevando el riesgo para los visitantes.
Implicancias para el turismo y la cooperación bilateral
Si bien la alerta no se extiende al resto del Perú, su impacto sobre Loreto y las regiones vecinas es significativo. Esta región, que por su naturaleza y biodiversidad es un imán para el turismo de aventura, se ve ahora afectada en su imagen internacional, lo que podría traducirse en una caída de visitantes y una contracción económica en áreas que dependen del ecoturismo y el comercio regional.
Además, esta alerta se inscribe dentro de una serie de advertencias de alto nivel emitidas por EE.UU. para regiones específicas de Colombia, Ecuador y Venezuela. El contexto político también es relevante: las tensiones entre Bogotá y Washington por diferencias en la política antidrogas han influido en el endurecimiento del tono de estas advertencias.
Loreto, región de una riqueza natural incomparable, se encuentra nuevamente en el centro del debate sobre seguridad, turismo y políticas de control en zonas de frontera. La alerta de nivel 4 emitida por EE.UU. no solo refleja un contexto de riesgo tangible, sino también la necesidad de reforzar la presencia estatal, garantizar la seguridad de los ciudadanos y visitantes, y promover un turismo responsable y regulado.
Para Loreto, el reto es doble: preservar su identidad cultural y natural, mientras se enfrenta con firmeza a las amenazas que ponen en riesgo su desarrollo y su reputación global.
(Con información de Infobae)