Infancia robada en México: el trágico final de “El Choco”, niño sicario del Cártel del Noreste

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El entierro de José Ramón, conocido como “El Choco”, un adolescente de apenas 16 años abatido en un enfrentamiento con la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en Nuevo Laredo, Tamaulipas, ha conmocionado al país.

Un funeral que estremece a México

Su historia no es única, pero sí emblemática de una tragedia que se repite: la niñez arrebatada por el crimen organizado.

“El Choco” formaba parte de la “Tropa del Infierno”, el brazo armado del Cártel del Noreste (CDN), una organización criminal que ha encontrado en la juventud vulnerable un ejército desechable para sus fines violentos.

Su muerte se suma a la de más de 20 integrantes del CDN abatidos por las fuerzas armadas en recientes operativos en la región .

El reclutamiento de menores: una estrategia criminal

El CDN, surgido de la escisión de Los Zetas, ha intensificado el reclutamiento de menores y mujeres para fortalecer sus filas, aprovechando la falta de oportunidades y la pobreza en regiones como Tamaulipas y Nuevo León.

Utilizan redes sociales como TikTok e Instagram para atraer a adolescentes con promesas de dinero fácil y una vida de lujos, ocultando la realidad de violencia y muerte que les espera .

La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) estima que entre 30,000 y 40,000 menores han sido reclutados por grupos criminales, muchos de ellos utilizados como “halcones” o sicarios .

La “Tropa del Infierno”: niños en la línea de fuego

La “Tropa del Infierno” es conocida por reclutar a menores de edad para tareas de alto riesgo, aprovechando su edad para evadir la justicia.

Estos niños son entrenados para portar armas de alto calibre y participar en enfrentamientos con fuerzas del orden, convirtiéndose en carne de cañón en una guerra que no comprenden .

El caso de “Juanito Pistolas”, otro adolescente de 16 años abatido en 2019, evidenció esta práctica. Su historia se viralizó en redes sociales, mostrando la normalización de la violencia y la participación de menores en actividades criminales.

Una sociedad que no puede mirar hacia otro lado

La muerte de “El Choco” y de tantos otros menores en manos del crimen organizado no puede ser ignorada.

Es un llamado urgente a las autoridades y a la sociedad para implementar políticas públicas que protejan a la infancia, ofreciendo educación, oportunidades y un entorno seguro que les permita desarrollarse lejos de la violencia.

Es responsabilidad de todos denunciar el reclutamiento de menores y apoyar iniciativas que busquen erradicar esta práctica. Solo así podremos evitar que más niños sean víctimas de una guerra que no eligieron.


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