Una narcomanta con amenazas directas, 20 cuerpos mutilados y una advertencia pública contra los “Chapozetas” revelan una escalada de violencia interna en el Cártel de Sinaloa.
Amenaza abierta en la madrugada: el mensaje que sacudió Culiacán
La madrugada del domingo 29 de junio, la carretera Internacional México 15 fue escenario de uno de los episodios más crudos de violencia reciente en Sinaloa.
Gobierno evalúa reabrir el antiguo Jorge Chávez ante aumento de pasajeros
En los límites de la zona rural norte de Culiacán, una narcomanta firmada por un grupo autodenominado “El Pueblo de Sinaloa” fue colocada junto a una camioneta blanca tipo van y varios cadáveres humanos. La lona contenía amenazas directas contra Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y su círculo más cercano.
El mensaje, redactado con letras negras sobre fondo blanco, utilizaba un tono burlesco y ofensivo, refiriéndose al capo con el apodo de “Ivana Archivalda” y acusándolo de esconderse, extorsionar y robar al pueblo.
“Amasisate y ponte a pelear… deja de esconderte”, se leía, en un texto que fue rápidamente retirado por la Fiscalía General del Estado (FGE), aunque su imagen circuló en redes sociales.
Una escena de terror: 20 cuerpos, cinco decapitaciones y una promesa de venganza
Además de la narcomanta, la escena incluía cuatro cuerpos decapitados colgados de un puente vehicular y una bolsa con cinco cabezas humanas.
En el vehículo blanco hallado debajo del puente, las autoridades encontraron dieciséis cadáveres masculinos, quince completos y uno más decapitado. Según confirmó la FGE, todas las víctimas presentaban impactos de bala.
La ubicación, en una zona previamente identificada como foco de violencia, sugiere una acción planificada y con carga simbólica: marcar un punto de quiebre dentro de las disputas internas del Cártel de Sinaloa.
“Chapozetas” en la mira: ¿nuevo cisma en el Cártel?
La narcomanta no solo se dirigía a Iván Archivaldo, sino también a los llamados “Chapozetas”, una célula criminal identificada por la prensa y autoridades locales como un grupo alineado con los “Chapitos”, pero con tácticas herederas del extinto grupo de Los Zetas.
Entre sus métodos destacan el secuestro, el cobro de piso y la tortura de presuntos enemigos, prácticas que los han convertido en un foco de temor incluso dentro del propio Sinaloa.
Este grupo ha sido vinculado a múltiples videos difundidos en redes, donde interrogan brutalmente a supuestos rivales antes de ejecutarlos.
En uno de los casos más notorios, Iván Ignacio, capturado y obligado a revelar puntos de venta de droga en Mazatlán, fue hallado muerto frente a una escuela horas después.
Testimonios que sellan destinos
En septiembre de 2023, Luis Magaña Tirado apareció en video acusando a figuras de alto rango, como el excomandante Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, de proteger al cártel.
Su cuerpo fue encontrado días después. Otros videos mencionan a operadores clave como Saúl Loya, “Panu” y Eulalio Vargas Garay “El Señor Raúl”, todos señalados como parte de la red de protección y operación del grupo criminal.
“Esto les va a pasar a todos los que trabajan para Eulalio, Saúl y para ti, Panu…”, advierte un video de ejecución reciente.
¿Quién es “El Pueblo de Sinaloa”? ¿Realidad o narrativa de guerra?
A pesar de la falta de confirmación oficial sobre la existencia y estructura de “El Pueblo de Sinaloa”, todo apunta a que se trata de un grupo armado con intenciones de expulsar a los “Chapitos” y sus aliados del territorio.
Presentándose como defensores del pueblo frente a la extorsión y el miedo, sus acciones buscan posicionarlos como una fuerza de “limpieza social”, estrategia usada antes por otros cárteles como Los Caballeros Templarios o La Familia Michoacana.
Este tipo de mensajes públicos, con ejecución de por medio, pretende ganar legitimidad entre sectores civiles hartos de la violencia, aunque sin dejar de ser una muestra del mismo ciclo de terror.
Autoridades en silencio
Hasta el momento, ni la Fiscalía General del Estado de Sinaloa ni la Secretaría de Seguridad Pública Estatal han emitido un pronunciamiento oficial sobre la autenticidad del grupo “El Pueblo de Sinaloa” ni sobre su posible relación con otras células armadas. La investigación por los hechos ocurridos en la México 15 sigue en curso, bajo estricta reserva.
Una guerra sin rostro, pero con víctimas visibles
El brutal episodio registrado en Culiacán representa mucho más que una escena de crimen: es una advertencia directa de que la lucha por el control del narcotráfico en Sinaloa ya no es entre cárteles rivales, sino dentro del mismo entramado.
La fragmentación del poder, la emergencia de grupos alternos y el uso de propaganda violenta en redes sociales auguran una etapa aún más incierta para la seguridad en la región.
Sinaloa, el corazón del narcotráfico mexicano, vive hoy una guerra sin cuartel… donde ni los nombres más temidos están a salvo.