Las revelaciones de la FGR exponen al excampeón como un violento esbirro al servicio del narcotráfico.
Un excampeón al servicio de un líder criminal
Julio César Chávez Jr., hijo del legendario pugilista mexicano, ha sido señalado por la Fiscalía General de la República (FGR) como un ejecutor violento dentro del Cártel de Sinaloa, bajo las órdenes directas de Néstor Ernesto Pérez Salas, alias “El Nini”.
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Según datos revelados por el medio Reforma, Chávez Jr. era forzado a castigar a golpes a miembros del grupo criminal que cometían errores, como si fueran costales de entrenamiento.
Las autoridades lo describen como un “esbirro”, utilizado por el líder criminal para imponer disciplina con brutalidad.
Intervenciones telefónicas y pruebas contundentes
La FGR, a través de su unidad especializada FEMDO (Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada), intervino líneas telefónicas entre diciembre de 2021 y junio de 2022, obteniendo conversaciones entre supuestos narcotraficantes que detallaban las agresiones cometidas por el exboxeador.
En una de esas llamadas se menciona que “El Nini” ordenó colgar a un subordinado en una casa de seguridad para que Chávez Jr. lo golpeara brutalmente, como escarmiento frente a otros miembros del grupo.
Acusaciones en EE.UU. y antecedentes legales
El caso no se limita al territorio mexicano. Desde el 21 de noviembre de 2019, el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) y la HSI (Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional) de la embajada de EE.UU. denunciaron al boxeador por tráfico de armas, con base en registros migratorios y antecedentes criminales.
Julio César Chávez Jr. fue posteriormente detenido en EE.UU. por conducir bajo los efectos del alcohol, y su situación legal se complicó aún más cuando las autoridades estadounidenses compartieron información migratoria y penal con el gobierno mexicano.
La caída de una figura y su uso por el crimen
La implicación del exboxeador en este tipo de hechos no solo confirma su deterioro personal, sino también el alcance que tiene el narcotráfico para infiltrar figuras públicas y utilizarlas como herramientas de intimidación y control.
Lo que alguna vez fue una promesa del boxeo, hoy enfrenta cargos que lo relacionan con crímenes de alto impacto. La situación refleja el colapso de una figura mediática y su utilización por parte de uno de los grupos criminales más poderosos del país.