La violencia no cede en Sinaloa, mientras los cárteles siguen marcando territorio.
Tiroteo en Tierra Blanca estremece a Culiacán
La madrugada del domingo, la colonia Tierra Blanca de Culiacán, Sinaloa, vivió una nueva jornada de terror cuando un enfrentamiento armado entre grupos criminales dejó tres personas muertas y una camioneta blindada plagada de disparos.
Según los primeros reportes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, el choque involucró a integrantes de La Chapiza —brazo armado de “Los Chapitos”— y presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), representados en la zona por la facción conocida como La Mayiza.
La refriega fue tan intensa que los vecinos, aterrados por el ruido de los disparos de alto calibre, alertaron al 911 alrededor de las 2:30 de la madrugada.
Al llegar, las autoridades localizaron una camioneta Jeep Wagoneer blindada, abandonada y atravesada sobre la vialidad.
En su interior se hallaban los cuerpos de tres hombres con armamento de grueso calibre, incluyendo un fusil Barret calibre .50, un arma de guerra capaz de perforar vehículos blindados y aeronaves.
La guerra territorial que no da tregua
El Barret .50 empotrado al interior de la unidad evidencia el poderío bélico de los grupos del crimen organizado.
Este armamento ha sido recurrente en enfrentamientos entre cárteles en Sinaloa, y su uso sugiere no sólo una capacidad logística considerable, sino también la permisividad con la que estas organizaciones operan en algunas zonas del estado.
El choque entre La Chapiza y La Mayiza no es un hecho aislado. Desde hace meses, diversas colonias del sur de Culiacán han sido escenario de ataques selectivos, levantones, ejecuciones y balaceras, parte de una escalada de violencia por el control de rutas de distribución y operaciones de narcomenudeo.
Impunidad y silencio institucional
A pesar de los múltiples operativos anunciados por los tres niveles de gobierno, la violencia no disminuye.
La Fiscalía General del Estado de Sinaloa confirmó la apertura de una carpeta de investigación por homicidio doloso, pero hasta el momento no hay detenidos ni identificaciones oficiales de los occisos. Las autoridades tampoco han emitido una versión detallada de los hechos, ni informado sobre otras personas heridas o involucradas.
Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa:
Por su parte, la sociedad civil y colectivos de derechos humanos han denunciado el desinterés estatal frente al avance de los grupos armados, que operan a plena luz del día con vehículos blindados, armamento militar y rutas definidas.
La Guardia Nacional, a pesar de contar con presencia en el estado, no ha logrado contener la ola de asesinatos que azota a Culiacán y otras regiones del “Triángulo Dorado”.
Un llamado urgente a la acción
Mientras las cifras oficiales se actualizan lentamente, el miedo crece entre los habitantes de Tierra Blanca y colonias aledañas. Las familias evitan salir durante las noches, los negocios bajan sus cortinas temprano y las escuelas consideran clases virtuales en zonas de riesgo.
Este nuevo episodio de violencia sin justicia pone en evidencia el fracaso de la estrategia de seguridad nacional, centrada más en la contención que en la inteligencia y desarticulación real de los cárteles.
La pregunta que queda flotando en el aire es:
¿Cuántos muertos más necesita Culiacán para ser prioridad nacional?