Crecen cruces nocturnos en la frontera entre Chile y Perú

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La frontera entre Chile y Perú se ha convertido en escenario de cruces masivos durante la noche, donde decenas de migrantes aprovechan la oscuridad para intentar atravesar el límite binacional. Registros exclusivos obtenidos por Meganoticias en el Paso Chacalluta revelan que familias enteras esperan el momento propicio para salir de territorio chileno y dirigirse al lado peruano, una situación que genera preocupación entre autoridades y residentes de ambos países.

El fenómeno se intensificó en las últimas semanas, en medio del anuncio del presidente interino peruano José Jerí, quien declaró que las zonas limítrofes —incluida la frontera con Chile— serán puestas en estado de emergencia. Esta medida permitirá el próximo despliegue de personal militar en los puntos más críticos.

Cruces nocturnos y rutas irregulares

Las imágenes obtenidas muestran que el mayor flujo se concentra al anochecer: grupos de migrantes se reúnen, aguardan instrucciones o siguen a intermediarios conocidos como borreros, quienes cobran por guiarlos a través de rutas no habilitadas.
Al amanecer, la escena cambia por completo: la zona queda vacía, indicio de que los cruces se realizan casi exclusivamente durante la noche.

Vecinos de Arica, como Jimena —ciclista que entrena en el sector— narran que pasar por el límite puede sentirse como moverse “de una comuna a otra”. Explican que muchos migrantes evitan el paso formal y optan por caminos entre el desierto y los cerros para evadir controles.

Jacqueline Contreras, residente ariqueña, señaló que es habitual observar grupos que avanzan ocultos o guiados por estos intermediarios. “El control es malo —dijo— porque si llegan y pasan es porque es malo. Debería haber mucho más control”.

Una problemática persistente desde la pandemia

Para los habitantes, este flujo irregular no es nuevo: se volvió cotidiano desde la crisis migratoria de la pandemia. A esto se suman redes informales, tráfico de personas y actividades económicas paralelas que se han instalado en la zona fronteriza, afectando la seguridad y la dinámica diaria de los residentes.

Muchos ciudadanos expresan una sensación de abandono institucional, señalando que la respuesta del Estado chileno es insuficiente y que la coordinación con Perú es prácticamente inexistente.

Preocupación de las autoridades ante un posible cierre

El gobernador regional de Arica y Parinacota, Diego Paco, advirtió sobre un aumento “exponencial” de personas en el área entre Chacalluta y Santa Rosa, la línea divisoria entre ambos países.
Comentó que la situación se vuelve más compleja debido a la posible militarización del lado peruano, lo que podría generar tensión diplomática y operativa.

Paco señaló que gran parte del flujo se desplaza por zonas que quedan fuera de la jurisdicción de Carabineros, y la presencia de menores de edad limita la intervención del Ejército. “Utilizan a los niños como pasaporte”, afirmó.

También lamentó la ausencia de un plan de contingencia por parte del Gobierno chileno ante un eventual cierre completo de la frontera dispuesto por Perú, lo que podría dejar varadas a cientos de personas sin apoyo ni infraestructura.

Falta de tecnología y medidas adecuadas

Según el gobernador, el complejo fronterizo Chacalluta carece de herramientas básicas para el control migratorio moderno: no existen cámaras de televigilancia, reconocimiento facial ni lectores automáticos de patentes.
A esto se suman retrasos en licitaciones y la falta de medidas efectivas, lo que mantiene la zona altamente vulnerable.

Paco solicitó públicamente la presencia del presidente Gabriel Boric en la región y advirtió que la cantidad de personas varadas podría incrementarse entre diciembre y marzo, especialmente si Perú refuerza su frontera con fuerzas armadas.