El sábado 28 de junio, el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez fue escenario de una de sus jornadas más caóticas del año. Una falla en el sistema de control migratorio, ocurrida entre las 9:00 p.m. y la medianoche del domingo 29, generó largas filas, retrasos generalizados y la pérdida de vuelos de conexión para decenas de pasajeros nacionales y extranjeros.
La interrupción del sistema —según denuncias de usuarios— no solo provocó incomodidad y agotamiento físico tras horas de espera, sino también una profunda frustración por la falta de información clara y la ausencia de personal para gestionar la crisis. “He estado más de tres horas en la fila, es realmente agotador. No aguanto los pies ni los tobillos”, relató un turista proveniente de Costa Rica.
Otros testimonios, como el de Jaime Torres, revelaron el grado de afectación: “Venía de un viaje de 29 horas desde Europa y estuve más de tres horas esperando sin que nadie explicara nada”. A esta crítica se sumó William Dávila, quien aseguró haber pasado casi cuatro horas atrapado en el control tras llegar de Ciudad de México. “Aterricé a las 9:40 p.m. y salí recién pasada la medianoche”.
Migraciones en la mira
Ante el descontento generalizado, Lima Airport Partners (LAP), empresa concesionaria del aeropuerto, emitió un comunicado en la mañana del domingo 29 de junio. En el texto, se atribuye la causa del colapso a una “intermitencia en el sistema” de la Superintendencia Nacional de Migraciones. LAP aclaró que el control migratorio es competencia exclusiva de Migraciones, y que la falta de personal en los módulos de atención agravó la situación.
La empresa también recomendó a los pasajeros el uso de la aplicación Migracheck, una herramienta que permite agilizar los controles mediante el sistema de puertas electrónicas instalado en la nueva terminal del aeropuerto.
Una nueva terminal que no convence
La reciente inauguración de la nueva terminal del Jorge Chávez, ocurrida el 1 de junio de 2025, no ha logrado cumplir con las expectativas de mejora en infraestructura y eficiencia operativa. Desde su apertura, los pasajeros han reportado fallas frecuentes, entre ellas demoras en migración, seguridad, señalización deficiente y falta de personal capacitado.
A través de redes sociales, usuarios manifestaron su decepción por la experiencia en el renovado aeropuerto. Algunos calificaron el servicio como “desorganizado”, “lento” y “sin criterio de atención al usuario”. Incidentes como la reciente caída del sistema solo refuerzan la percepción de improvisación y falta de preparación frente a emergencias técnicas.
Repercusiones y exigencias
La pérdida de vuelos de conexión, el estrés de los viajeros y el impacto en la imagen del principal aeropuerto del país han reavivado el debate sobre la necesidad de una mejor coordinación entre LAP y Migraciones. Mientras tanto, cientos de pasajeros continúan lidiando con las consecuencias de un sistema que, a pesar de las inversiones en infraestructura, sigue fallando en lo más esencial: brindar un servicio seguro, eficiente y humano.
(Con información de Infobae)