El caso del bailarín húngaro Tyler reaviva el debate sobre los límites del espectáculo y el respeto a la integridad de las mujeres. Fue captado y trasladado por la policía tras la denuncia por acoso durante una función en Lima.
Lo que parecía una escena más dentro del show Dioses del Circo se convirtió en un episodio de denuncia, indignación y repudio social. La modelo y actriz Korina Rivadeneira, invitada especial del espectáculo, fue víctima de tocamientos indebidos en plena función, presuntamente cometidos por el bailarín extranjero Tyler, miembro del elenco artístico.
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El hecho —que muchos en un inicio interpretaron como parte del guion escénico— resultó ser una agresión que traspasó todos los límites del consentimiento. “Me sentí completamente vulnerada”, dijo Rivadeneira, visiblemente afectada, en declaraciones públicas. Su testimonio provocó una ola de solidaridad y rechazo generalizado, tanto en redes sociales como en medios tradicionales.
La captura de Tyler y su actitud evasiva
Gracias al trabajo conjunto entre el programa Desvelados, la Policía Nacional del Perú y la propia denunciante, Tyler fue ubicado en Miraflores y trasladado a la comisaría de Monterrico, donde quedó bajo investigación por el presunto delito de tocamientos indebidos.
Las cámaras captaron el momento en que el bailarín —de nacionalidad húngara— salía del edificio donde residía temporalmente, a las 3:10 p.m. del lunes 21 de julio. Con las manos en los bolsillos y una actitud que muchos consideraron provocadora, respondió con un escueto “Sin comentarios” ante la pregunta directa de un reportero: “¿Tocar a una mujer es parte del show?”.
Aunque aseguró no hablar inglés, entendía claramente las preguntas, lo que generó aún más rechazo entre los presentes. La ambigüedad en sus respuestas y su falta de arrepentimiento encendieron el malestar social en torno al caso.
Respaldo institucional y respuesta oficial
Tras formalizar la denuncia, Korina recibió el respaldo del Ministerio de la Mujer, que le brindó acompañamiento legal y psicológico. Su testimonio fue clave para que se procediera dentro del plazo de flagrancia, lo que permitió ubicar rápidamente al acusado.
Por su parte, los organizadores de Dioses del Circo emitieron un comunicado oficial en el que lamentaron los hechos y anunciaron la inmediata separación de Tyler del elenco. Además, la Municipalidad de Surco impuso una multa económica a la empresa, considerando que lo ocurrido constituye una falta grave contra la dignidad de una espectadora.
El espectáculo en entredicho
Este incidente ha abierto un debate urgente sobre los límites del entretenimiento en espectáculos en vivo. Diversos colectivos han exigido mayor control sobre las interacciones escénicas con el público, así como protocolos claros que garanticen la seguridad e integridad de quienes asisten o participan.
El caso de Rivadeneira no es solo una denuncia individual, sino un llamado a revisar prácticas normalizadas bajo el disfraz del “show”. “No estoy bien emocionalmente, pero voy a seguir adelante porque no quiero que ninguna otra mujer pase por esto”, declaró Korina.
Mientras tanto, el espectáculo Dioses del Circo enfrenta una crisis de reputación que pone en jaque no solo su continuidad, sino el rol ético de los espectáculos que cruzan la línea del consentimiento.
(Con información de Infobae)