El Ministerio Público investiga al exjefe de Qali Warma, Fredy Hinojosa, por presunta red criminal que impulsó normas a medida para beneficiar a empresas proveedoras. El arroz fortificado, eje de un negocio estatal sin evidencia clara de efectividad contra la anemia.
A seis años de su incorporación al programa Qali Warma, el arroz fortificado —impulsado como una solución contra la anemia escolar— se ha convertido en el eje de una investigación por corrupción, contratos millonarios con empresas afines y múltiples cuestionamientos sobre su eficacia real. El protagonista central: Fredy Hinojosa, actual asesor y vocero presidencial de Dina Boluarte, y exdirector ejecutivo del programa alimentario.
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Investigación fiscal: corrupción y direccionamiento de normas
El Ministerio Público ha solicitado al Poder Judicial ampliar por 36 meses el impedimento de salida del país para Hinojosa, investigado por presuntamente formar parte de una red criminal que favoreció a empresas proveedoras de alimentos mediante cambios normativos diseñados a medida.
Uno de los principales beneficiarios sería Frigoinca, empresa vinculada a productos con antecedentes de incumplimientos sanitarios. También está bajo la lupa Maquilak, de la familia Castro Yangali, que en sociedad con la multinacional holandesa DSM, monopolizó el acceso al programa Qali Warma entre 2019 y 2022.
Exclusividad del insumo y contratos millonarios
Durante la gestión de Hinojosa, el programa exigió que el arroz fortificado contuviera al menos 2% de grano símil, un insumo producido exclusivamente por DSM. Esta medida limitó la participación de otros proveedores, consolidando el control del mercado en manos de Maquilak-DSM.
Entre 2020 y 2025, empresas de la familia Castro Yangali lograron más de 150 contratos por encima de 560 millones de soles, pese a alertas de la Contraloría General de la República, que en 2020 y 2021 advirtió sobre el direccionamiento normativo y la falta de imparcialidad en las licitaciones.
¿Funciona el arroz fortificado contra la anemia?
Más allá de las sospechas de corrupción, no existen estudios en escolares peruanos que prueben la eficacia del arroz fortificado en la reducción de la anemia infantil. Ensayos proyectados en Lambayeque y San Martín fueron cancelados por la pandemia, y la única evaluación sensorial se realizó con adultos.
El endocrinólogo Gustavo Gonzales, presidente de la Academia Nacional de Medicina, alertó en mayo de 2025 que no hay evidencia suficiente para respaldar el impacto positivo del arroz fortificado en la salud de los niños. Incluso señaló que el exceso de hierro en menores sin deficiencia puede tener efectos adversos.
Deficiencias en el control y rechazo en hogares
El arroz fortificado llega a miles de colegios sin guías claras de preparación, sin estándares de textura o sabor, y con mínima verificación de calidad en el producto final. Muchas familias lo rechazan por su consistencia gomosa o sabor desagradable, lo que lleva al desperdicio del alimento.
Pese a ello, el Congreso ha extendido su uso obligatorio a todos los programas de nutrición social y promovido su venta en supermercados, sin que hasta la fecha se evalúe su impacto real en la salud pública.