El avance extractivo, la crisis climática y la inacción del Estado amenazan la supervivencia del pueblo Mashco Piro en la Amazonía, pese a sentencias internacionales a favor de su protección.
En lo profundo de la Amazonía peruana, en la frontera con Brasil, el pueblo indígena Mashco Piro —el grupo no contactado más numeroso del mundo— vive una de sus etapas más críticas. La presión de la tala ilegal, el avance del narcotráfico y los efectos directos de la crisis climática están forzando su desplazamiento hacia comunidades habitadas, incrementando el riesgo de conflictos violentos y afectando su supervivencia.
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Este escenario, documentado por medios internacionales como The Guardian, revela cómo los patrones de lluvia y sequía han cambiado dramáticamente, obligando a los Mashco Piro a abandonar sus territorios ancestrales y adentrarse en zonas donde existen actividades humanas intensivas y concesiones forestales activas, muchas de ellas otorgadas sin consulta previa.
Una protección legal insuficiente
Desde la aprobación de la Ley de Protección de Pueblos Indígenas en Aislamiento en 2006, solo se han creado seis reservas oficiales, muchas de ellas sin implementación completa. En el caso de la Reserva Indígena Madre de Dios, por ejemplo, más de 176 mil hectáreas siguen ocupadas por concesiones madereras, a pesar de haberse aprobado en 2016 una ampliación de 240 mil hectáreas.
Entre 2016 y 2024 se documentaron 81 pruebas de presencia de Mashco Piro en esta zona, incluyendo 19 dentro de áreas aún no protegidas, lo que confirma la necesidad urgente de ampliar los límites y frenar la extracción maderera.
Conflictos mortales y presupuesto recortado
El choque entre los pueblos aislados y las industrias ha escalado a la violencia. Recientemente, dos madereros murieron y otros dos desaparecieron tras un enfrentamiento con un grupo Mashco Piro. La empresa involucrada, Maderera Canales Tahuamanu, perdió su certificación de sostenibilidad (FSC), lo que pone en duda la eficacia de estos sellos en zonas de alta conflictividad.
El problema se agrava por la falta de recursos estatales. Puestos de control gestionados por el Ministerio de Cultura y comunidades indígenas tienen personal reducido o nulo, como denunció el guardaparque indígena Romel Ponciano. Esto deja al pueblo Mashco Piro expuesto a violencias invisibles, sin presencia institucional que garantice su protección.
Fallos internacionales y discursos negacionistas
Ante esta crisis, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió en 2025 un fallo histórico contra el Estado peruano por no proteger los territorios de los Mashco Piro, Amahuaca y Yora, vulnerando sus derechos fundamentales.
Sin embargo, sectores empresariales, como el Grupo de Desarrollo de Loreto, han reactivado un discurso negacionista, rechazando la existencia de pueblos no contactados, a pesar de la evidencia científica y antropológica acumulada durante décadas.
Más población, más vulnerabilidad
A pesar de las amenazas, líderes indígenas sostienen que la población Mashco Piro ha crecido en los últimos años, pasando de pequeños grupos a concentraciones de hasta 200 personas. Este aumento poblacional —a falta de servicios de salud, protección legal y acceso a alimentos— los expone aún más a enfermedades y conflictos.
La historia de su visibilidad comenzó en 1999 gracias a la antropóloga Beatriz Huertas, cuyo informe en 2001 recomendó proteger dos millones de hectáreas. A más de dos décadas, solo una franja limitada fue protegida, mientras el resto fue entregado a concesiones.
Hoy, los Mashco Piro están al borde de una tragedia silenciosa. Su territorio ancestral, su modo de vida y su existencia misma están en juego.
(Con información de Infobae)