Adriana Meza Torres: La Reina Silenciosa que Redefinió el Poder en el Cártel de Sinaloa

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Esposa de Ovidio Guzmán, figura de influencia y estrategia, podría haber sido clave en la rendición del heredero del Chapo. Su ascenso marca una nueva era en la estructura del crimen organizado.


¿Quién es Adriana Meza Torres y por qué su figura es clave hoy?

Adriana Meza Torres ha emergido del anonimato para convertirse en una figura central dentro de la narrativa del narcotráfico en México. Hija de Raúl Meza Ontiveros, alias “El M6”, uno de los más importantes lugartenientes del Cártel de Sinaloa, su historia se entrelaza con las decisiones que hoy reconfiguran el mapa del crimen organizado en el país.

Su matrimonio con Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, no solo representó una alianza sentimental, sino una jugada estratégica que unió dos linajes poderosos del narco.

Según la periodista Anabel Hernández, Meza Torres no ha sido una figura pasiva, sino una influencia constante, decisiva e incluso dominante en la vida y decisiones del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.


De esposa del “Ratón” a estratega del clan Guzmán

De acuerdo con testimonios recabados por Anabel Hernández en La Historia Secreta, así como por José Luis Montenegro en Los Chapitos: Radiografía Criminal, Adriana ha escalado posiciones dentro del cártel tras la caída de Emma Coronel. Mientras Coronel enfrentaba la justicia estadounidense, Meza Torres ganaba poder en las sombras.

El periodista Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, la describe como una mujer de carácter explosivo, celosa y dominante, capaz de imponer su voluntad a un líder como Ovidio.

Su control sobre la vida del capo habría derivado en decisiones poco usuales para los estándares del cártel, como la crianza activa de sus hijas por parte de Ovidio y su limitado involucramiento en operaciones directas.


Una influencia que alcanzó la corte de Chicago

Según revelaciones del episodio 51 del podcast Narcosistema, conducido por Anabel Hernández, la decisión de Ovidio de entregarse a las autoridades en enero de 2023 fue motivada, en parte, por una llamada telefónica de Adriana.

En plena fuga durante un operativo en Jesús María, Sinaloa, fue advertido de que una de sus hijas había sufrido una crisis nerviosa. Esa llamada lo hizo volver a casa, donde finalmente fue capturado.

Hernández afirma que Meza Torres también fue decisiva para que El Ratón firmara un acuerdo de culpabilidad con la justicia estadounidense, aceptando cargos por narcotráfico, lavado de dinero y crimen organizado, a cambio de colaborar como testigo clave para desmantelar redes del cártel.


¿Reina del Cártel o empresaria agrícola?

En 2019, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) congeló sus cuentas bancarias, señalándola como presunta prestanombres de Los Chapitos.

La defensa de Meza asegura que sus ingresos provienen de la agricultura —particularmente del cultivo de maíz—, y presentó documentos ante jueces federales como constancia.

No obstante, su nombre sigue ligado a investigaciones por lavado de dinero y operaciones financieras sospechosas, aunque ni México ni Estados Unidos la han catalogado formalmente como operadora del Cártel de Sinaloa.


Un exilio silencioso: ¿Dónde está ahora Adriana Meza?

Según el periodista Luis Chaparro, Meza Torres habría sido trasladada a Estados Unidos junto con otros 17 familiares de los hermanos Guzmán López, como parte de las negociaciones que permitieron la colaboración de Ovidio con la DEA y otras agencias federales. Su paradero actual es desconocido, así como su estatus migratorio o judicial.


¿Un nuevo matriarcado criminal?

La narrativa dominante dentro del narcotráfico ha sido, históricamente, masculina.

No obstante, figuras como Enedina Arellano Félix (Cártel de Tijuana), Emma Coronel y ahora Adriana Meza Torres están revelando una nueva dimensión del poder: el liderazgo silencioso, desde las sombras, a través de vínculos familiares, control psicológico y estrategia.

Lo que antes se consideraba influencia emocional o afectiva, hoy se estudia como una forma de poder que ha moldeado decisiones que repercuten incluso en tribunales estadounidenses.


    Adriana Meza Torres ya no es solo “la esposa de Ovidio Guzmán”. Es un símbolo de cómo las estructuras del narco también se transforman, y de cómo, en ese universo de poder y sangre, las decisiones más letales pueden surgir desde el interior del hogar.

    Su papel, aún rodeado de misterio, evidencia que el crimen organizado no solo opera con armas y rutas, sino también con alianzas, lealtades y silencios profundamente calculados.